lunes, 2 de enero de 2012

¡Hola 2012!

Hace casi dos días que dije adiós al 2011. Y, con ello, me despedí de un año de muchos cambios: a nivel profesional, a nivel sentimental, a nivel vital. No puedo decir que haya sido mal año, pero tampoco el mejor de mi vida.

2011 permitió que me agitara brutalmente y que me reasentara, en cuanto a mi orientación sexual. Siempre será el año en el que crecí de golpe, en el que vi el sol, un año fundamental.

2011 me alejó de un trabajo que me agobiaba y me enclaustraba, para acercarme a un futuro incierto, aunque mío con todas las letras y también, ¿por qué no?, a un futuro prometedor.

2011 me dio muchos días de verano, de tranquilidad y sol. También, muchos días hacia dentro, tiempo para mi. Me concedió momentos de recogimiento, para darme la vuelta a mi misma, para re-analizarme, para observarme y examinarme.

2011 me concedió la fuerza necesaria, al final, para tomar La Decisión; para irme sin irme; para decir adiós a la persona con la que, en muchos momentos, creí que compartiría mi vida.

2011 fue tan bueno por momentos, que me permitió disfrutar de Princesa antes, durante y en el después; de una forma transversal.

Y, ¡como no! 2011 me dio la oportunidad de abrir una ventana virtual, que me conecta con vosotros, que me acompañáis y me hacéis más agradable el camino. ¡Gracias!

Por todo esto, si hiciera un balance a comienzos de Diciembre, diría que este fue un año raro, absolutamente, pero positivo y bueno; también diría que, aunque a comienzos de Enero le tenía mucho respeto, conseguí congeniar con el 2011 y, en algunos momentos, incluso fuimos amigos. Pero, los balances de los 365 días, se realizan al final, porque todo sucede continuamente y, de un día para otro, todo gira. Y, así, los últimos días de Diciembre me reservaban noticias... 2011 se ha querido despedir con un final “intenso”... A mediados de Diciembre, dije adiós a Abueliña, el alma máter de mi familia y una de las personas más trascendentales en mi vida y en la de Azul; y, para rematarla, la jornada de Nochebuena se convirtió en Díamalo, muy malo, cuando sonó el teléfono y tuve que ir a acompañar a Cactus en el adiós a su padre…

Con este regusto final, hoy por hoy, no confío mucho en este 2012 que empieza. Probablemente sea una sensación pasajera pero, ahora mismo, solo quiero que pasen rápido días, meses y momentos, que me lleven a otra temporada distinta, a otro lugar.

Tengo propósitos para el año nuevo, alguno muy fundamental en mi vida; por lo que, de momento, no me permito pensar mucho en ellos, no vaya a ser que con este aire gris que me envuelve, los destroce…

Aún así, tengo curiosidad por este nuevo año… Si el 2011 me permitió cambiar tanto, ¿a dónde me llevará el 2012?

Os lo iré contando…

¡Feliz 2012!

4 comentarios:

  1. Aún quedan muchos días por descubrir. Lo importante, seguir palante siempre sin dejar de soñar.
    Un beso..y te seguiré leyendo jeje

    ResponderEliminar
  2. Es normal que ahora lo veas todo un poco negro pero como dicen por ahí arriba, hay que seguir adelante!
    Besitos y feliz año nuevo!!

    ResponderEliminar
  3. Pues a pesar de todo, yo leo positivismo y eso me gusta. :) Feliz 2012 para ti también.

    ResponderEliminar
  4. El 2012 será lo que tú quieras que sea, niña. Sólo eso... Feliz año, y adelante. Pero no dejes pasar los días. Luego nunca puedes retomar el tiempo perdido...

    Biquiños.

    ResponderEliminar