martes, 11 de octubre de 2011

De cambios de acera y armarios

Mi viaje de acera a acera no está siendo constante, recto: me paro, me desvío, camino, pero nunca retrocedo... Durante mucho tiempo he creído que mi sitio, mi posición era en medio de las dos; cada vez lo veo menos claro, ¡la acera de las chicas me grita! ¡no sé que coño hacéis! :D . Ahora creo saber que allí acabaré, con un cambio de acera completo; ahora creo saber que esto está siendo un viaje de un lado a otro, que aún no he llegado a la "meta".

En cuanto al armario, soy de las que cree que, para asomar la cabecita por la puerta o reventarlo de vez, como es debido, siendo capaz de asumir las consecuencias; cada uno ha de hacerlo cuando se sienta preparado, porque cada uno tenemos nuestro momento y circunstancias. Creo profundamente que, cuando alguien tiene un secreto, debe saborearlo, madurarlo, pero después compartirlo.

Mi momento se acerca y, aunque por una parte me da miedo el abismo al que me toca enfrentarme; por otra, ya me lo pide el cuerpo, es otro pasito más en mi vida... Aún en el viaje, estoy sintiendo que, más temprano que tarde, hablaré con Clara. Siempre he sabido que es ella la que debe saberlo al principio... Clara, porque me entiende, porque es mi amarillo desde hace tanto tanto tanto tiempo que ya ni lo recuerdo; porque si, es ella. Porque, además, para mí, hablar de mi cambio de acera va ligado a hablar de Princesa, y tengo que ir con cuidado, escoger bien los momentos y las personas, no apresurarme porque no quiero cagarla...

*Este post está totalmente influido porque, este fin de semana, he leído El mundo amarillo, de Albert Espinosa.

1 comentario: